lunes, 23 de mayo de 2016

Glucocorticoides antenatales en el prematuro tardío

La proporción más alta de recién prematuros corresponde a los prematuros tardíos, es decir,aquellos con edad gestacional entre 34 y 35.6 semanas. Los prematuros tardíos tienen mayores riesgos que los niños de término incluyendo problemas respiratorios.

      Las madres con riesgo de tener un recién nacido prematuro reciben un esquema de glucocorticoides antenatales para prevenir el síndrome de dificultad respiratorio y otras complicaciones neonatales. Está indicado, de acuerdo a diversas guías, el uso de glucocorticoides antenatales, también conocido como esquema de maduración pulmonar en embarazos de hasta 33  o 34 semanas. Gyamfi y colaboradores reportaron recientemente los resultados de un estudio multicéntrico en el que se administró a madres entre 34 y 36.5 semanas de gestación con alto riesgo de tener un prematuro tardío dos dosis de dexametasona o placebo. El estudio mostró menor riegos de óbito o muerte neonata en las primeras 72 horas de vida, así como la menor necesidad de soporte respiratorio en las primeras 72 horas. También fue menor el riesgo de complicaciones respiratorias severas, de taquipnea transitoria del recién nacido y de broncodisplasia pulmonar. Una complicación que se observó en algunos casos fue un mayor riesgo de hipoglicemia  neonatal.


        En resumen, los principales beneficio fue la disminución de complicaciones respiratorias, la posibilidad de iniciar la vía oral de forma  más temprana y un menor riesgo de hospitalizaciones prolongadas.

jueves, 7 de abril de 2016

La eliminación de la infección pediática por VIH,

La mayoría de las infecciones pediátricas por VIH se adquieren a través de la transmisión madre-hijo ya sea durante el embarazo, el nacimiento o por la lactancia materna. La carga viral matan es un fuerte predictor del riesgo de transmisión: las tasas de transmisión son muy bajas cuando la realización viral se encuentra completamente suprimida. Antes de la implementación de medidas preventivas eficaces la tasa de transmisión vertical era de 15-25% entre los niños alimentados con fórmula y de 25-40% si se alimentaban con leche materna. La transmisión se disminuyó en un 70% en niños no alimentados con leche materna cuando la madre comenzó a recibir un ARV (zidovudina) durante el embarazo y el trabajo de parto y el neonato por 6 semanas. El uso de 2 o4 ARV  durante el embarazo disminuyó aún más la transmisión. Con el uso rutinario de terapia antirretroviral (ARV) combinada durante el embarazo y evitar la lactancia materna el riesgo de transmisión de VIH de madre a hijo es menor al 1%. 
        En países con bajos recursos, la lactancia materna es fundamental para reducir la mortalidad infantil. Se han desarrollado intervenciones antirretrovriales para reducir la transmisión VIH-1 a través de la leche materna. Estudios recientes muestran que la administración de terapia ARV a mujeres lactantes o profilaxis extensa al lactante disminuye de manera segura y efectiva la transmisión a través de la lactancia materna. Con estos regímenes, la tasa de transmisión posnatal de madre a hijo puede reducirse a menos del 2%.



        El tratamiento ARV, cuando se inicia antes de la concepción y se continúa a lo largo del embarazo da como resultados d¡tasas de transmisión madre-hijo, extremadamente bajas. El tratamiento de todas las personas infectadas, independientemente del estado inmune recuece sin duda la morbilidad y mortalidad y el uso de terapia combinada ARV durante el embarazo es la medida de intervención mas efectiva para prevenir la transmisión vertical del VIH-1. La detección oportuna del VIH-1 en mujeres y su tratamiento adecuado hacen posible la eliminación de nuevas infecciones pediátricas adquiridas por transmisión materna. Para ello, se requiere la creación de estrategias de salud con intervenciones secuenciales dirigidas a las mueres y a sus hijos encaminadas a alcanzar esta meta como lo refieren Luzuriaga y Mofenson en un artículo reciente publicado en The New England Journal of Medicine.

viernes, 26 de febrero de 2016

Palabras de despedida a Residentes 2013-2016

El camino que sigue un estudiante de Medicina hasta formarse como médico inicialmente, y posteriormente como especialista es largo. Toma muchos años el adquirir los conocimientos y las habilidades necesarias para llegar a ser médico especialista. Se tiene que estudiar mucho, leer todos los días, trabajar mucho, dormir poco. Se requiere construir una estructura sólida que se va desarrollando en la escuela de medicina y durante el entrenamiento de posgrado.

Hoy, una generación llega al fin de este largo y sinuoso camino y comienza otro, con diferentes responsabilidades, con muchas expectativas, y nuevos aprendizajes. Ahora que termina su entrenamiento una nueva generación de residentes, es un buen momento para preguntarnos si estamos logrando inculcar a nuestros internos y residentes las conductas profesionales que se necesitan para ejercer la Medicina.

La residencia médica no está conformada únicamente por planes de estudio, programas operativos, sesiones clínicas, sesiones bibliográficas, clases.  La enseñanza de la Medicina no se trata solamente de  transmitir conocimientos. El estudiante de Medicina, el interno de pregrado, el médico residente debe aprender a lo largo de los años lo que significa ser médico. Aprende un lenguaje diferente, pero también debe aprender una conducta que nos diferencia de otros profesionales. Y esto es fundamental. Es la base de todo el aprendizaje. Las normas de conducta, las reglas que rigen la acción del médico. Muchas  son reglas no escritas y el estudiante, el residente, las descubre en el trabajo cotidiano y,  en ocasiones las descubre al cometer errores. El aprendizaje comienza cuando se entiende la responsabilidad que implica usar una bata blanca y las expectativas que ello genera en los pacientes. Se aprende que lo primero es no dañar, que no se abandona a los pacientes, que nuestra primera obligación es con los pacientes, que los horarios no existen, que se debe hablar con la verdad a los pacientes, que la información que obtiene es confidencial, que se debe respetar la autonomía del paciente. Que trabajamos con seres humanos, seres humanos necesitados y que merecen todo nuestro respeto. Como lo merecen nuestros compañeros, nuestras enfermeras, todos los trabajadores y nuestros superiores. Pocas veces se tocan temas de bioética en las aulas pero la conducta del médico se aprende en el día a día.

 Esto que todos aprendemos, rara vez se imparte en las aulas o en las sesiones. Este es el aprendizaje informal que se obtiene a través de la experiencia diaria. El aprendizaje informal es tan importante como el formal.  Se aprende en el pase de visita, en las guardias a las 3 de la mañana, se aprende  de los médicos adscritos y de los residentes de mayor jerarquía. Es un currículum oculto que lo aprendimos de modelos, de ejemplos que existen en todos los hospitales. Todos, como estudiantes, como internos, como residentes y aún como adscritos, encontramos  médicos que nos sirvieron de ejemplo,  de modelo a seguir; médicos  que nos enseñaron, sin discursos ni sermones, el profesionalismo y la ética que implican ser médico. Nos lo enseñaron con su conducta, con su actitud, con su trabajo diario. Sin estos modelos, el aprendizaje en la Medicina queda trunco.

 El aprendizaje y la enseñanza se complementan con la reflexión durante la acción. El aprendizaje es insuficiente si sólo observamos al médico adscrito, al profesor, pasar visita y prescribir el tratamiento correcto; si sólo observamos la gran habilidad del cirujano al operar. No es suficiente si no se acompaña de la discusión con los residentes, sin el análisis, sin el cuestionamiento y sin el planteamiento de interrogantes ante la enfermedad. La falta de discusión son oportunidades pérdidas de aprendizaje.

     Finalmente, el estudio, los mejores ejemplos a seguir y la reflexión no garantizan el desarrollo profesional de los residentes sin la evaluación. Los médicos adscritos, los profesores deben evaluar a sus residentes para determinar si realmente aprendieron  y para motivarlos a que aprendan lo que es importante. Del mismo modo, los residentes deben evaluar a sus profesores. La evaluación de los conocimientos,  de las habilidades y de la conducta es una arma poderosa que retroalimenta al residente para favorecer su superación constante. La evaluación es el último eslabón de la cadena que nos permite  formar especialistas técnicamente competentes.

 Yo confío, que el Hospital Regional de Río Blanco les haya brindado un ambiente favorable para la obtención de conocimientos y habilidades; que les haya proporcionado ejemplos y modelos a seguir que les permitan tener una conducta profesional ética ya  que ser especialista no es solamente un compromiso profesional, sino también un compromiso moral; que las experiencias de aprendizaje a las que se enfrentaron cotidianamente en las salas, en los quirófanos, en las aulas y en los pasillos del hospital les hayan proporcionado los conocimientos y habilidades necesarios para ser especialistas altamente competentes; que la reflexión diaria en compañía de sus profesores y compañeros haya desarrollado en ustedes el espíritu crítico y la curiosidad científica que los lleve por el camino de la superación profesional día a día. Y que los hayamos evaluado con justicia para que puedan estar orgullosos de ser especialistas egresados del Hospital Regional de Río Blanco y sean, finalmente, útiles a la sociedad.


Muchas felicidades.

viernes, 29 de enero de 2016

Manejo masivo de la Escabiasis

La escabiasis es una infestación causada por un ácaro, Sarcoptes scabiei  variedad hominis que es un parásito humano obligatorio que  vive en la capa córnea de la epidermis y se transmite principalmente a través de contacto directo de persona a persona. Se manifiesta por  síntomas como prurito debilitante, dificultad para dormir, incapacidad para concentrarse y estigmatización social. Pero éstas no son las únicas consecuencias que puede ocasionar. Especialmente en comunidades de escasos recursos y pobre higiene, la escabiasis es una causa importante de infecciones cutáneas bacterianas como el impétigo por Streptococcus pyogenes y Staphylococcus aureus. Estas infecciones tienen el potencial de complicarse con procesos sépticos invasivos. Además, pueden dar lugar a las complicaciones no supurativas de las infecciones por estreptococo como glomerulonefritis y fiebre reumática.

Las lesiones que se presentan en la escabiasis se localizan principalmente en los espacios interdigitales de las manos, la cara anterior de las muñecas, las zonas axilares anteriores, las nalgas, las areolas mamarias y los órganos genitales masculinos. Por lo general la escabiasis no se observa en la espalda, en el rostro, ni el cuello, pero en cambio puede afectar al cuero cabelludo. Pueden faltar las lesiones específicas de escabiasis, como los surcos escabiosos y las vesículas perladas en las manos y los nódulos escabiosos en los órganos genitales o en los huecos axilares.

Existe tratamiento efectivo para esta infestación tanto tópico como oral. En comunidades con elevada prevalencia, una medida efectiva de control de esta enfermedad es el tratamiento masivo de la población ya sea con permetrina tópica o ivermectina vía oral. Se ha demostrado la reducción de los casos tanto de escabiasis y de impétigo con el uso de la crema de permetrina. En un estudio reciente se demostró la efectividad del manejo masivo de ivermectina  para el control de la escabiasis y el impétigo asociado en poblaciones de las Islas Fiji.




[1] Taplin D, Porcelain SL, Meinking TL, et al. Community control of scabies: a model based on permethrin cream. Lancet 1991;337:1016-1018.